La niebla
¡Oh! niebla
traidora
¡oh! compañera
amada
de una noche
triste
que me vio llorar
con el alma
destrozada,
noche amenazadora
que mi alma
destruiste
cuando pude
comprobar
con una sola
mirada
que aquella que
tanto amaba
entre la niebla se
perdía.
¡Oh! niebla
traidora
¡oh! compañera mía
tú que mi corazón
guiaste
en la noche
abismal
y me forzaste a
buscar
sabiendo lo que
hallaría,
por un instante
fatal
vi como el cielo
se abría
y no pude
por más que callar
pues la niebla me
envolvía.
¡Oh! niebla
traidora
¡oh! compañera
fría
me enseñaste
evocadora
lo que tu encanto
escondía
y de tristeza
portadora
fuiste para el
alma mía,
de mi huida
testigo
de mi angustia
sosiego
de mi egoísmo
castigo
de mi ilusión
desconsuelo.
¡Oh! niebla
traidora
¡oh! compañera
impía
te fuiste
disipando
al rayar el
nuevo día
trayendo una luz
cegadora
que a mis ojos
llegando
la visión quitaría
como arma
destructora.
¡Oh! niebla
traidora
¡oh! compañera y
guía
de mis ojos llenos
de umbría
una lágrima
rodando
por mi mejilla
caía
mientras el alba
fría
de muerte
invitadora
a mi ilusión
sepultura iba dando
otro hombre
llegaría
y aunque yo
quedara implorando
tu amor me
robaría.
Mángelbe.
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