EL PRIMER ENCUENTRO
La penumbra de la luz de una vela
apenas a mis ojos permitía
distinguir tu precioso semblante.
Sin embargo, allí estaba tu presencia,
cuerpo celestial que todo lo envolvía
en la noche con su dulce fragancia.
Fue el encanto que mis ojos veían
lo que hizo que me acercara hasta ti
y un tierno beso en tus labios ponía.
Suave mi mano tu espalda acaricia
recorro inquieto tu cuerpo divino
con pulcras y fina sedas cubierto.
Despojándote de textiles prendas
que en tu elegante cuerpo lucían,
dejando desnudos tu prietos pechos
que con notable recato cubrían.
Tal fue el rubor, que sin luz percibía,
el calor de tus mejillas prendidas,
dadas las sensaciones contenidas
por los mimos que tu cuerpo acogía.
Con ternura tu figura estreché
besándote con sentida pasión,
con un beso te entrego el corazón
y un te quiero en tu oído susurré.
Siento como tu cuerpo se estremece
cuando mis manos tus senos exploran
y mis dedos por tu sexo transitan,
leve un gemido en tus labios florece.
Un desenfrenado amor nos domina
con furia la excitación aparece,
todo nuestro pudor desaparece...
en la noche que de amor se avecina.
Mángelbe.
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